Si es chileno, es bueno

Fueron cuatro días, apenas cuatro días, pero dio gusto ver el interés de Chillán y de la región entera por el cine nacional durante el Festival de Cine Ñuble. Esas mismas películas que han sido tildadas de poco atractivas, muy groseras o abiertamente fomes, ahora impactaron al público que se acercó hasta el Teatro Municipal de Chillán en las funciones en distintos horarios, o bien en aquéllas que se realizaron en espacios abiertos de distintas comunas de Ñuble como Yungay, Ninhue, San Carlos y Chillán.
Sin lugar a dudas, la presencia del internacionalmente reconocido Sebastián Lelio fue un gancho especial en esta segunda versión de la competencia. Escuchar sus experiencias, sus recuerdos de Chillán durante su adolescencia o los desafíos internos que ha supuesto el rodaje de grandes producciones, acercó a este director al público común y corriente.
El Festival de Cine Ñuble está recién empezando, pero a todas luces va bien encaminado. En 2019 tuvo su primera experiencia, en una sala más pequeña, menos difusión, pero el mismo tonelaje de artistas que acompañaron las calurosas jornadas de Chillán. Si acaso incidió en su continuidad la presencia de la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en la nueva región, bienvenido sea. Parece importante una oferta cultural atractiva y variada en este territorio reconocido por su ruralidad y los antiguos talentos nacidos en Chillán y sus alrededores.
Hubo aspectos negativos también y es bueno mencionarlos para mejorarlos en siguientes oportunidades. La impuntualidad en el inicio de cada función fue una falta de respeto para aquellos cinéfilos que se acercaron a horas específicas, a ver tal o cual película. Adquiere mayor relevancia todavía, si el cumplimiento de horarios caracterizaba al renovado Teatro Municipal desde su reapertura en 2016.
Por otra parte, tanto el contenido de los filmes como la presentación de sus directores incitaron a la manifestación de los presentes a favor o en contra del gobierno. Cuidado ahí. La libre expresión no debe sobrepasar la línea de respeto que todas las personas merecen. En la misma sala hay espacio para aquellos que sólo querían ver la película, aquellos que buscaban reencantarse con el cine chileno, los que no tenían más que hacer y se enteraron de este panorama, los que visitaron Chillán en sus vacaciones y encontraron en el Teatro Municipal el único sitio donde soportar el calor, y los que esperaban hace tiempo este evento para continuar expresando su descontento a través del estallido social.
Conmueve la presencia de destacados actores y directores en esta actividad. Así como otros eventos adquieren similar envergadura a lo largo del año, a la vuelta de la esquina este Festival de Cine Ñuble se convertirá en una nueva plataforma para realizadores nacionales. Sobre todo, si la exhibición de sus películas se mantiene en salas de Chillán, que complementan las carteleras comerciales con el cine foro.
Merece una mención especial la participación del público como jurado en la calificación de cortometrajes y largometrajes.
También el desarrollo de laboratorios durante este festival, que sin lugar a dudas, arrojará nuevas promesas del arte audiovisual en Ñuble.
Y como pronunció cada día el equipo organizador que encabezó el director sancarlino Tomás Alzamora, ¡larga vida al Festival de Cine Ñuble!

Chillán, lunes 20 de enero de 2020
Por: Catalina Garcés Rondanelli
Periodista

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