Poesía de Ramón Riquelme, desde Quinchamalí, donde la tierra habla

Poesía de Ramón Riquelme. Fotografía: Patricio Contreras Parra
Poesía de Ramón Riquelme. Fotografía: Patricio Contreras Parra

Ramón Riquelme Acevedo nació en Concepción en el año 1933, iniciando su voz poética en 1965, año en que se publican sus primeros textos. La formación cultural, política y humana la vivió intensamente en esta vecina ciudad. Sin embargo lo encontramos a mediados de los años 70 en Quinchamalí, para edificar un mundo fracturado por el cambio de régimen político, ese tiempo en que el hombre libre -como Ramón- resultaba ser una amenaza.

Escribir ha sido la lucha permanente de Ramón Riquelme; como periodista nos ilumina con su prodigiosa memoria en datos, fechas y recuerdos asombrosos; como poeta un hombre que crea en pocas líneas un clima intenso, sentencioso, fino y culto. Una búsqueda por definir un mundo que se escapa de las manos a cada instante, una posibilidad que se esfuma y que duele por ello. Unos sueños por ser hombres mejores para un mundo más humano.

No le basta instalarse en la ciudad (barrios, plazas, cafés, paseos peatonales, librerías), además va al encuentro con la tierra (los cerros, el río, las plantas); Ramón Riquelme es un poeta retirado del espacio urbano por opción de vida: hoy es un ciudadano de Quinchamalí, un lugar para sanar las heridas, un lugar donde la tierra habla. Así pues, el diálogo y el silencio han permitido el desarrollo de una obra poética incesante, mítica y marginal. Riquelme podría haber cabido en el olvido como tantos otros, pero su capacidad de comunicación con los más diversos medios (cartas, recados, teléfono, señales), su permanente preocupación por las realidades y los papeles, han hecho nacer de él una poesía que deslumbra por su amor a la vida, al silencio más secreto y al amor más imposible. Es hoy un poeta incansable, de profunda disciplina, de pensamiento libre, dispuesto a servir:

«Me despertaron
para trabajar:
amanecía sobre los cerros.
Desde entonces
he venido hablando,
escribiendo, trabajando
para que las rosas
vuelvan a tener
el mismo color»

Las primeras publicaciones de Ramón Riquelme datan de 1965, cuando se le incluye en “Treinta años de poesía en Concepción” (Selección de Jaime Giordano y Luis Antonio Faúndez en Atenea: Julio-septiembre de 1965, Año XLII, Tomo XLIX). Aparecen allí sus poemas: «La sopa de los domingos», «Réquiem», «Sexteto en tres movimientos», «Los castigos» y «Anulación del sueño».

El mismo año aparece su folleto Pedro, el ángel (Colección El Maitén, 9, Concepción, 1965).

La Revista Arúspice publica, en 1967, “Mano alzada”, “Voz lenta”, “Stacatto” y “Hotel de France” (Números 5-6).

La Revista Tebaida, en Arica, le incluye seis textos en 1969: “Cruzamiento”, “Evocación del sueño”, “Dolorosa”, “Depresión”, “Invernadero·” y “Agresivo”.

Un breve libro, Obituario, se publica en La Serena, en el año 1971, con los siguientes poemas: “Obituario”, “Suciedades”, “Desencuentro”, “Masacre”, “Autocrítica” y “Tercio”.

En 1973, en la Revista El Muro, publicada en la cárcel de Chillán, publica poemas bajo ese mismo título.

El redescubrimiento de Ramón Riquelme comienza en varios diarios regionales y revistas artesanales en diversos lugares del país, como La Gota Pura y La Bicicleta (Santiago), Camino (Los Ángeles), Tentativa (Chillán); incluso en el extranjero como en San José de Costa Rica, Mälmo-Suecia y Toulon-Francia.

Texto: Antonio Ferrada Alarcón
Fotografía: Patricio Contreras Parra

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