Ante una nueva celebración del Día del Patrimonio, surge el recuerdo de esa antigua frase “ya debe vestirse de pantalón largo”, en alusión al uso en la niñez de pantalones cortos, por supuesto tiempos en que no existía la ropa usada americana ni la omnipresencia de la ropa china.
Estos pantalones cortos nos hacen ver que nuestro trabajo como sociedad en temas patrimoniales, debe pasar de etapa, es decir manifestarse un crecimiento cultural y político que signifique resultados reales, medibles y amplios territorialmente.
Si bien en la década de 1990 en Chile prácticamente no se usaba el término patrimonio, en ninguna universidad u organismo estatal, ya para la década de 2010 casi todas las reparticiones estatales y educacionales tienen noción del término e incluso algunas unidades dedicadas al tema, lo que podríamos definir como una primera etapa de instalación. Lento pero relevante proceso.
Del no uso del término patrimonio, hemos pasado a una segunda etapa de manoseo multimedial de su conceptualización; cientos de páginas en diarios y revistas, varias páginas de facebook, algunos microvideos y miles de fotos en diversas redes sociales….pero lamentablemente casi cero obras concretas; uno que otro inmueble, algunos libros, contados seminarios, pero si muchas declaraciones de intenciones. Propio de una segunda etapa de entusiasmo, surgen abundantes comentaristas y opinólogos sobre el patrimonio, sin mayor formación en la disciplina, dictando cátedra y utilizando las demandas sociales para catapultar o refrescar carreras políticas o académicas.
En paralelo se ha desarrollado una interesante formación de grupos sociales organizados en torno a la valoración y defensa de su patrimonio, donde el fundacional fue el “Movimiento Ciudadano Acción por los Cisnes” de Valdivia (2004), que luego influenció la formación del “Salvemos Cobquecura” (2006) la primera organización de defensa patrimonial en nuestra región. En la actualidad destacan el grupo “Guías Patrimoniales de Puchoco Schwager” (2009), la “Mesa Ciudadana de Patrimonio, Cultura y Turismo de Lota” (2014) y recientemente la exitosa “Mesa Ciudadana por el Patrimonio de Tomé” (2016).
Si en patrimonio cultural regional diéramos una cifra modesta de unos 5000 bienes de valor, tanto tangibles como intangibles, ¿En cuántos hemos logrado realizar acciones de puesta en valor, conservación o restauración en los últimos 5 años?, 10…20…100?. Cifras que proyectadas simplemente nos hacen ver que hay mucho discurso, abundante utilización provechosa del interés patrimonial ciudadano y casi nada de obras.
Merecemos pantalón largo, pero la tela para confeccionarlo es totalmente insuficiente, seguiremos varios años más con las rodillas al aire, ¿Nos quedarán muy bien entonces los globos y serpentinas para este próximo fin de semana?.
Carlos Inostroza Hernández
Arquitecto
Master en Patrimonio
Doctor © Historia y Estudios Humanísticos